Crucifijo milagroso

En el comedor de la casa de los Giannini hay un precioso crucifijo grande. Gema frecuentemente lo veneraba. Una vez en 1901 Gema, que estaba sola poniendo la mesa para la cena, tuvo algo más de tiempo. Ella miró al crucifijo con amor, y mientras más lo veía, más latía y deseaba su corazón en el pecho. Finalmente exclamó: "¡Oh, Jesús, déjame ir hacia ti, muero de sed por tu sangre dadora de vida". La imagen se transformó en la misma divina persona que representaba. Jesús separó su brazo derecho de la cruz y la llamó hacia El. Ella, en ese instante, estuvo con El. El la oprimió contra su costado y ella, de pie como en una nube y abrazándolo con ambos brazos, en rapto benditola cubrieron largas corrientes de amor de su Sagrado Corazón.