Gema, poco antes de su
muerte, profetizó en detalle el establecimiento de un convento de
pasionistas en Lucca que en aquel tiempo parecía casi imposible.
Acerca del convento propuesto, Gema relató al Padre Germán que Jesús
le había dicho que le dijera (al Padre Germán) que fuera a Roma
y que hablara con el Papa sobre esta deseable obra. Después de su
muerte el P. Germán siguió el consejo de Gema y el 2 de octubre
de 1903 se reunió con el Papa (San Pío X), quien amablemente lo
recibió. El Papa estuvo encantado con la idea del convento de las
monjas pasionistas en Lucca y dio su total aprobación para que fuera
construido. El monasterio fue construido y nombrado en honor de
Santa Gema. El cuerpo de Santa Gema se encuentra enterrado en el
altar de este santuario. Se pueden también encontrar también las
tumbas de su director espiritual, el venerable P. Germán y del confesor
de Sta. Gema, Monseñor Volpi, en la misma capilla sagrada.
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