Gema fue invitada a un retiro en el convento de las Monjas de la Visitación. Ella había querido entrar en esta comunidad y rogó este favor de su confesor, Monseñor Volpi, Arzobispo de Lucca. Gema escribe: "El Arzobispo dijo que yo aún estaba demasiado débil y no quiso darme el permiso. Había estado usando un soporte de hierro para la columna vertebral y alguien había reportado este hecho al arzobispo. La madre superiora, en un acto de obediencia, me había pedido que me lo quitara. Yo lloré ante la orden porque sabía que no podría sostenerme a mí misma sin él. Entrando en el noviciado, rogué a mi querido Niño Jesús, entonces me lo quité y nunca lo volvía a usar".

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Página de Sta. Gema